Ganadora del Tercer Premio Nacional de Dramaturgia del Instituto Nacional de Teatro, Testigos, vuelve a corroborar que Joaquín Bonet es un referente teatral más que interesante.
Dirigida por el propio autor, la puesta es un ensayo teatral acerca de lo simultáneo y por ende, acerca de la temporalidad. En tal sentido, las coordenadas espacio y tiempo, son trabajadas por Bonet desde una lógica que las enfrenta ya que en un mismo espacio, el tiempo se vuelve múltiple.
Encerrados en una especie de galpón de fábrica, dos peones toman mate y hablan con una monotonía acorde a la temporalidad que en esos momentos la obra impone. Pero esa pausa temporal, se ve interrumpida cuando varios hombres entran a realizar un allanamiento al lugar en cuestión.
A partir de allí, el espacio sigue siendo el mismo pero el tiempo se disloca en todas las direcciones. Al tiempo de los relatos internos (la evocación de las esposas en sus hogares, un matrimonio que antaño era feliz) se superpone el tiempo que las diferentes acciones van tejiendo. Acciones ejecutadas por cada uno de los personajes que van articulando una capa temporal que de a poco, va perdiendo el punto de inicio.
Si a eso se le suma un relato teatral articulado desde tres perspectivas diferentes, la puesta no es solamente una reflexión sobre lo simultáneo sino también, sobre lo posible.
Silvia Sánchez
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